Impacto oculto de la sequía: los "terribles" efectos que genera el clima sobre la producción de esponjas vegetales | Agrofy News

2022-09-10 02:25:36 By : Ms. Mia -Redprofitness

Cómo y dónde se fabrican las reconocidas esponjas que llegan a todo el país

"Este año fue un desastre”, asegura Alejandro Glier, quien elabora esponjas vegetales a partir de la luffa aegyptiaca, una planta cuyos frutos secos constituyen los famosos utensilios que se encuentran en el mercado del cuidado personal, la cosmética y la tendencia ecofriendly.

Si bien el sector viene de un año con pérdidas de hasta el 80%, Agrofy News habló con productores y fabricantes del rubro, quienes aseguran tener buenas expectativas para la temporada.

Glier es fundador de Bruna  —una empresa que fabrica esponjas vegetales en la ciudad misionera de El Soberbio, donde hay alrededor de 250 productores de luffa— y desde hace 30 años que se dedica al rubro. Primero, como productor, fue ampliando la siembra, y luego decidió insertarse como vendedor de esponjas manufacturadas. “Además de la producción propia y tengo 70 productores a los que hago sembrar y les compro”, relata.

En la actualidad trabaja con alrededor de un millón de esponjas, entre la producción propia y la que le compra a otros campos, y emplea a siete empleados en la fábrica. Según aclara, año a año crece la cantidad de clientes mayoristas que compran esponjas vegetales. A pesar de que la mayor parte de los productos están orientados a baños, poco a poco el mercado se está abriendo a la cocina, para los usuarios que buscan evitar usar esponjas de goma espuma y reducir los desechos plásticos.

Mientras que en 2021 se pudo cosechar un 40% de la producción, en 2022 el porcentaje bajó a 20%. “Fueron dos años en los que no dio nada. Este año fue peor que el pasado. Cada uno aguantó como pudo con lo que tenía. Fue terrible”, se sincera Glier respecto del negocio. “Tuvimos tres meses de sequía. Fue malísimo para todos. Los colonos la están pasando mal”.

A pesar de la mala racha, los productores ya comenzaron a sembrar para el año próximo. “Seguimos, porque vivimos de esto…tenemos que darle para adelante”, confiesa Glier. Este año, estima que hay un 30% más de productores, “para recuperar el mercado”.

El sector se muestra optimista respecto de lo que se viene. “Estamos apostando a la próxima cosecha”, afirma José Antonio Pereira, quien es fundador y dueño de Esponjas Vegetales La Victoria, un emprendimiento familiar ubicado en la ciudad de San Vicente, que fue creado en 2014 y en el que trabajan alrededor de seis parientes. “Nosotros arrancamos plantando y vendiendo. Después vimos que podíamos negociar para vender directo y conseguimos una fábrica, gente y arrancamos”, recuerda. Con el paso de los años, decidió incorporar más máquinas para hacer el terminado de los productos.

Pereira califica a los dos últimos años como “malísimos”. “Nos agarró la sequía y después la lluvia”, se lamenta. Sobre el faltante de materia prima, sintetiza: “Hay clientes que se quedaron sin mercadería, porque no alcanza, y el precio subió mucho. Es una locura”.

Para compensar la contracción de la oferta, los precios aumentaron hasta un 300%.

Pereira adelanta que para la próxima cosecha espera alcanzar las 70.000 frutas. “Esperemos que corra bien el año. Se está armando una buena producción, con más plantadores”, apunta.

La provincia de Misiones presenta un clima ideal para la plantación de esponjas, dado que tiene abundante lluvia y calor, por lo que la planta crece en buenas condiciones. La luffa aegyptiaca es una enredadera de flores amarillas que se siembra entre agosto y octubre, y cuya cosecha se arranca a fines de marzo. La época de cosecha dura tres meses y es por camadas. Cada semana se pueden sacar las frutas maduras que una vez secas, se transforman en las famosas esponjas. Si el clima acompaña, la hectárea de luffa produce entre 12.000 y 15.000 esponjas

El circuito de la luffa es simple. Los colonos siembran la planta, cosechan sus frutos y le quitan la cáscara, y los dueños de la fábrica recorren las plantaciones para retirar las esponjas, que son colocadas en un depósito de acopio, donde pueden estar hasta cuatro años sin perder calidad. La luffa es blanqueada con cloro y luego se coloca en alambres para quitarles el agua. Una vez que están secas, se abren para quitarles el meollo y se colocan en moldes donde son cortadas con guillotina según el modelo: manopla, manoplín, rectangulares para cocina, círculo, pantuflas y óvalos. En cada troquelado se busca utilizar lo máximo posible de la materia prima.

Cuando están listas, se envían a una costurera para hacer las terminaciones y, según el requerimiento,los productos son envasados en bolsas y enviados a Buenos Aires.