Inmer invertirá seis millones de euros en su nueva planta de Gijón | El Comercio

2022-05-14 17:34:33 By : Mr. Clark Lee

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Llevan más de medio siglo trabajando de forma constante y silenciosa en el concejo de Gijón, primero en un taller de la calle de Echegaray que abrió sus puertas en 1959 y posteriormente, desde 1970, en las mismas instalaciones del barrio de Las Maravillas, en Tremañes, en las que el empresario Alfonso Martínez Ruiz consolidó la empresa Industrias Metálicas Ruiz S. A., más conocida como Inmer. Su fundador falleció en diciembre de 2013, pero al frente de la compañía continúan su viuda, Aida Ruiz, y sus dos hijas, Morella y Arancha. Con ellas y con una plantilla formada por medio centenar de trabajadores, la compañía se prepara para diversificar su producción y crecer, dentro y fuera. Primero en Gijón, con una nueva planta cuya construcción ya se ha iniciado en el área industrial de Lloreda, para extender luego su presencia a más mercados internacionales, sin olvidar el asturiano.

El proyecto de apertura de una nueva planta viene gestándose desde 2012, cuando Inmer compró a la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo (Sogepsa) unas fincas de 12.000 metros cuadrados en el citado polígono del barrio de Tremañes. Y es que Inmer había pasado de ser una pequeña empresa familiar dedicada a la fabricación de herrajes de persianas a coger peso, fundamentalmente de la mano de Tenneco (primero Monroe y ahora Vauste), en el sector de la automoción. Con componentes para amortiguadores y herramientas de troquelería y otras piezas, la empresa había crecido también en el mercado internacional al que destina ya el 70% de su producción.

Pero había llegado la crisis económica y la parálisis. El proyecto de Inmer, como el de tantos otros planes empresariales de este país, quedó a la espera de tiempos mejores. Cinco años después, las aguas parecen volver a su cauce y la empresa gijonesa se dispone a invertir 6 millones de euros en la apertura de la nueva fábrica, que convivirá con la actual de Las Maravillas.

De esta forma, la familia Ruiz, natural del concejo de Colunga, mantiene vivo el vínculo del fundador de Inmer con Gijón, donde, con la nueva planta, pretende mejorar el proceso productivo para reducir los costes de fabricación a sus clientes.

El pasado mes de noviembre comenzaron las obras de la futura factoría en Lloreda. Ya está hecha la cimentación y colocada la estructura, el esqueleto de una nave que tendrá 5.500 metros cuadrados. Queda ahora la segunda fase. Las previsiones que maneja la dirección de Inmer, si todo evoluciona de modo correcto, son las de concluir las obras en octubre, para comenzar a funcionar a principios de 2018.

La planta actual se centrará en la producción con inyección de plástico para piezas de los sectores de la automoción; las telecomunicaciones, como conjuntos de amarres para la instalación de acometidas de fibra óptica, o la construcción, con componentes de persiana o cerrajería, entre otras piezas. La futura factoría de Lloreda se dedicará a mejorar los procesos productivos y aumentar los proyectos con destino al fabricante del sector de la automoción (lo que se conoce como equipo original). En este punto cabría citarse como ejemplo los conjuntos abrazadera para amortiguadores, soportes muelle o los amarres estabilizadores. Además, la nueva planta permitirá la fabricación seriada para otros sectores, como electrodomésticos, ascensores, energías renovables, metalurgia o defensa.

La pretensión de Inmer es aumentar un 10% la facturación anual, que actualmente ronda los 6 millones de euros. Para ello, busca crecer, tanto en el mercado asturiano -donde existen potenciales clientes en el área de las ingenierías, especialmente-, y en el mercado internacional, con lo que participa en actividades del Foro Metal. Actualmente, la compañía vende en el País Vasco y Navarra y sus productos están también presentes en Polonia, Bélgica, Chequia, Brasil, Estados Unidos, China, Tailandia o Sudáfrica.

Inmer no descuida tampoco la innovación. Junto con la Fundación ITMA y uno de sus clientes, trabaja en el desarrollo de una aplicación de nuevos aceros en componentes para automoción. La empresa gijonesa cuenta con la ventaja competitiva de desarrollar todo el ciclo, desde el diseño hasta la fabricación y mantenimiento de los correspondientes utillajes y moldes, con sus propios recursos. En 2009 fue galardonada con el Premio Impulso 2009 a la Excelencia Empresarial por su sistema de planificación estratégica. A través del Idepa, el Gobierno regional destacó con este reconocimiento su «firme trayectoria en calidad en la gestión», además de sus buenos resultados en términos de rentabilidad a pesar de la crisis económica. El jurado valoró su modelo de planificación por su ejemplaridad para otras organizaciones del sector industrial, «como acción de mejora ambiciosa, de gran alcance y conceptualmente muy bien elaborada».