Jesús Cintora guarda un estrecho vínculo con Aragón. Aprovechamos su estancia en Zaragoza con motivo de la presentación de su último libro “No quieren que lo sepas” para charrar con él sobre la actualidad socio-política, clientelismo, medios de comunicación, puertas giratorias, etc.

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C omo es habitual entre los castellanos de Soria, Jesús Cintora guarda un estrecho vínculo con Aragón. Estudió bachillerato en Tarazona, y su primer trabajo fue en Radio Zaragoza, mantiene grandes amigos en Uesca y Zaragoza, e incluso grabó una maqueta de rock en el estudio del zaragozano batería de Bunbury.

Aprovechamos su estancia en Zaragoza con motivo de la presentación de su último libro “No quieren que lo sepas” para charrar con él y que nos cuente su opinión acerca de la actualidad.

En tu libro abordas muchas cuestiones aparentemente inconexas, desde inviolabilidades y aforamientos políticos, hasta el control de los medios de comunicación, pasando por el clientelismo entre política y empresas. ¿Cuál es a tu juicio el denominador común del régimen del 78?

Mi libro es un canto a la libertad de expresión, a un periodismo que cuente lo que pasa y no solo lo que interesa a quienes tienen el poder político o económico. El periodista debe ser testigo de su tiempo y no un palmero clasificado en un determinado bando. Eso es lo que algunos quisieran. Hemos avanzado mucho en democracia, en sanidad, educación o infraestructuras, pero sigue habiendo gentes que actúan de forma despótica y que llevan mal la crítica. Otros que se prestan a eso. Quisieran que se contara solo lo que ellos quieren. Hay grandes logros, pero la democracia es soberanía popular, no son redes de poder, intercambio de favores o postureo.

Aragón ha cambiado mucho desde tu época de estudiante, pero algunos problemas, compartidos con la Serranía Celtibérica, se mantienen. ¿Cómo ves el problema de la despoblación? ¿Qué opinión te merecen proyectos del tipo de la macrovaquería de Noviercas? En estos temas también hay gente que no quiere que sepamos, ¿no?

Si me hablas de asuntos compartidos, en mi libro hablo bastante de mi infancia y realmente tuve la suerte de moverme entre Soria, Aragón, Navarra y La Rioja. Por ejemplo, la escuela la hice en el pueblo en tierras de Castilla, el Bachillerato en Tarazona y la universidad en Pamplona. En cuanto a la despoblación, pienso que es un gran fallo de modelo socioeconómico. Va acompañado, en contraste, por concentraciones de población en núcleos urbanos donde, muchas veces, hay peor calidad de vida. Es una pescadilla que se muerde la cola, por falta de dotación de servicios en poblaciones que viven esa desigualdad. Es un tema complejo que no se explica con la respuesta de una entrevista. Y de lo de Noviercas, yo creo solo en los proyectos sostenibles.

¿Crees que la invasión de macrocentrales eólicas y fotovoltaícas ayudará a luchar contra la despoblación?

Jajaja. Si ya me hablas de “invasión”, cualquiera se muestra ahora a favor. Yo cuento en el libro que las empresas eléctricas conforman uno de los grandes poderes en este país, con sus beneficios astronómicos, sus puertas giratorias y sus ataques a lo de todos, como lo que hemos visto en el vaciado de embalses o en casos de corrupción con adjudicaciones eólicas. El libro es muy jugoso con estas cositas. También hay gestores buenos en esto, pero ¿hay muchos que tú crees que se mueven por obtener el mayor beneficio o por luchar contra la despoblación? Pues eso.

Desde cierta distancia, pero también proximidad… ¿Cómo ves el Aragón gobernado por Javier Lambán? ¿El clientelismo forma también parte de su estrategia política? ¿Qué opinión crees que se tiene de él fuera de nuestro territorio?

Oye, a ver si te enteras y me cuentas por qué la tele pública de Aragón, la gallega y la de Madrid son de las pocas que no me han metido ni una miaja para hablar de este libro, que se llama “No quieren que lo sepas”. Me han entrevistado en la valenciana, la de Castilla-La Mancha, la vasca, la catalana, la de Andalucía, la de Canarias y bastantes más… En la de Aragón, no. Y eso que mi relación con esta tierra es indiscutible. La presentación en Zaragoza en abril fue de las más multitudinarias, pero igual no doy el perfil, quién sabe. El libro está entre los más vendido de no ficción desde que salió, por cierto, pero nada oye. Además, yo sé que a Lambán le gusta leer. Es un tío culto. No sé qué pasará. Y hasta me pasaron de pequeño por la Virgen del Pilar, oye. Jajaja.

Y abriendo el plano, ¿qué se premia internamente en los partidos? Y, ¿por qué hay políticos que terminan en un consejo de administración?

No me gusta generalizar. Hay políticos buenos, malo y regulares. Como periodistas. Eso de “todos son iguales” es un error. A mí no me gusta que me metan en un determinado saco, que lo hacen, pues seguro que a muchos políticos tampoco. Lo hay que no dan la talla, pero también muchos que se dejan la piel por gestionar en condiciones. Hay casos de corrupción, puertas giratorias o determinados privilegios que no ayudan, pero también cargos con enorme vocación de servicio público.

Por cierto, aprovechando que preguntas esto, sí diré, que el marketing no puede comerse a la política. La política es la gestión de lo público, no debe ser solo la estrategia electoral. Veo a políticos, y a otros que aspiraban a serlo, devorados por el postureo. No digo que el marketing sea malo, hay elementos necesarios en eso para llegar a los ciudadanos, pero no pueden sustituir a la gestión, que nos centremos en lo realizado no en el gesto, en la pose, en las declaraciones del político o política. Eso es demoledor para un pueblo. Porque entonces vale más la apariencia de lo que se hace que lo que realmente se ha hecho.

Has pasado por diferentes cadenas de diferentes grupos mediáticos, en diferentes periodos políticos… En muchos casos, tu papel como profesional es el que se ha sacrificado, precisamente por los poderes que señalas. ¿No encajas en el molde del periodista que quieren?

Los moldes, las etiquetas y las listas son señalamientos profundamente antidemocráticos. Me hice periodista para contar lo que pasa, no para agradar a tal o cual poder. El periodismo tiene vocación de servicio público. Por ejemplo, para mí en democracia es ético contar bien la corrupción de un Jefe del Estado, no pasar de puntillas u ocultarlo. Llevo en este oficio desde antes de sacarme la carrera, luego me licencié en 1999 y he tenido la suerte y el esfuerzo de trabajar en espacios muy seguidos, con gente de enorme talento para ir aprendiendo.

También he vivido como me quitaban de programas con buena audiencia gobernando el PP y gobernando el PSOE y Podemos. En este último caso, el de TVE, no pueden decir que me quitó el Partido Popular, porque no tenía mayoría en el Consejo de TVE para hacerlo. El PP lo quería, pero se decidió y permitió que ocurriera y no por el PP. Podían haberlo evitado. Para otras cosas ha habido otras sumas de votos diferentes. Por eso duele mucho, a mí y a mí familia, lo que se hizo, la situación en la que me dejaron y lo que siguen diciendo o callando. Lo que se decidió y lo que se permitió. Pero hay que seguir, la vida son etapas. No guardo rencor, simplemente intento mantener una dignidad y mirar al futuro.

Aunque sea manida nos sigue pareciendo importante preguntar sobre cuál crees que es el papel de los medios de comunicación en el auge de la extrema derecha actual en el Estado.

En general, creo en el periodismo ejercido por profesionales con rigor, con oficio, curtidos en eso. Esa experiencia le puede dar al profesional la capacidad de desmentir bulos, de conectar con el público, de tener una credibilidad. Me sorprende que parece que hay determinados periodistas que no interesamos a algunos poderes. Por qué será, verdad. Justo por lo anterior. Hay verdades que duelen.

En este sentido, ¿sigue siendo la objetividad un valor a destacar actualmente en la profesionalidad periodística?

La objetividad hay que defenderla siempre. Hay temas que son opinables y otros que son sencillamente mentira. Tú puedes debatir sobre las formas de frenar la escalada de precios. En eso se puede y se debe opinar. Y mejor acompañarlo de expertos en la materia. Lo que no es opinable es que los precios están subiendo. Eso es así. Suben y negarlo sería mentir. O negar que Franco fue un criminal. Los hechos son los que son. Creo que se entiende perfectamente. Ojo también a las continuas tentaciones de agrupar a periodistas entre los afines y los que doran la píldora o no. Eso es un error tremendo. A veces, ves a algunos dando tanto jabón que da vergüenza ajena. Es hasta contraproducente, porque provoca rechazo.

¿Qué previsiones tienes del futuro? ¿Hacia dónde crees que nos lleva la actualidad política?

De democracia, de dónde estamos y hacia dónde vamos, hablaremos en Zaragoza, en el Paraninfo de la Universidad, en el acto de este viernes, 23. Tengo la suerte de compartir charlas con gente muy interesante, de forma abierta al público. Tengo acto a las 13.00 y a las 18.30 horas y allí estaremos. Tengo ganas de preguntarle al juez Castro alguna cosa del emérito que se me ha ocurrido estos días, por ejemplo.

Viernes, 23 de septiembre, nos vemos en ZARAGOZA pic.twitter.com/K6ENmCiobv

— Jesús Cintora (@JesusCintora) September 16, 2022

Integrante del Consello d’AraInfo y uno de los cofundadores. Cooperativista en la Economía Solidaria.

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