Mermelada Política - Eje21

2022-09-24 02:54:34 By : Mr. WANG DI

Por Álvaro Rodríguez Hernández

Cada año, cada período presidencial, el país vive un entrampamiento político. No es serio. Un chiste cuando más.

El que tiene poder acelera o retarda las grandes reformas a la política y a lo electoral. Cada quien cuadra el escenario, para presentar por capítulos, la nueva burla.

Al Consejo Nacional Electoral, CNE, llegan figuras, muchas de ellas como “premio de consolación” a un simulacro electoral perdido. Sobras del poder, pero refugio de intelectos apagados en urnas.

Las personerías jurídicas de movimientos o partidos políticos, van en ascensor. Suben y bajan al tenor de las apuestas políticas del momento.

El país político, no avanza. Es un boomerang de muchos retornos. De colocar melodramas y sainetes con libreto propio. Es una política resbalosa. Gelatinosa y de plastilina: con molde para muchos preceptos.

Los congresistas, juegan con el poder local desvirtuando el territorio donde vienen, mientras en el Congreso, todos se vuelven sospechosos de armar ´armar´ reformas ficticias. Se creen con solapado orgullo “bogotanos raizales” como caídos del cielo.

Hoy vuelven a lo mismo. Juegan a cerrar listas, a imponer listas cremalleras, a sacar de la solapa, de la manga y hasta de bajo de la corbata, gustos políticos. Unos para cercar y otros para airear, pero siempre pensando en la política sencilla. Al detal y de momento.

De acuerdo como esté el cambalache diario o mensual. El aparato político crujiente en el Congreso con aceite en pleno vapor. Un Congreso rendidor, tipo vitamina: ¡a modo de reconstituyente!

Pero cada vez, el poder participativo no se siente porque hasta hoy las elecciones de base – revisen – son menos en representatividad. Cada vez menos la gente cree en sus dirigentes ce4rcanos: llámese juntas administradoras, jueces de paz, voceros comunales, cafeteros en trance o comités de edificios.

Otra vez, el coco de las elecciones – burla burlando- caen sobre el entorno, para mostrar el otro rostro de una política que va por un lado. Ellos, los actores, se sienten supremos de ese entrampamiento político. Sin voluntad y responsabilidad política alguna. Solo con su ego. Con su vitrina que cargan para todos lados, aislados y solos.

Todos somos víctimas de ese entrampamiento político. La historia vuelve y se repite. La baraja electoral está sobre la mesa. Los apostadores tienen ruleta abierta en el Congreso.