Un libro que rompe moldes

2022-05-28 22:15:54 By : Ms. Erin Tan

Les informé hace algunas semanas que se iba a presentar pronto un libro de flamenco que celebrarían muchos aficionados del mundo. Una recopilación de entrevistas de Antonio España y Arcadi Espada, en los setenta y ochenta, a artistas como Antonio Mairena, Farruco, Fosforito, Fernanda y Bernarda de Utrera, Tía Anica la Periñaca, Tío Borrico, Lebrijano, Fernando Quiñones y, entre otros, Paco de Lucía, Lebrijano y Camarón. Ya hay lugar y fecha para la presentación de la obra Molde roto en Sevilla, editada por Renacimiento: será el día 14 de este mismo mes en la sede del Instituto Andaluz del Flamenco, por la tarde. Arcadi Espada me ha pedido que sea uno de los presentadores del libro junto al compañero Fernando Iwasaki, algo que es todo un honor para mí. Anoche mismo terminé de leer el libro y desde hoy al día de la presentación tendré tiempo de volver a leer de nuevo todas las entrevistas, casi veinte. No porque no me haya enterado de nada, que a veces pasa, sino para volver a disfrutar de una obra literaria, de flamenco, que para mí será de cabecera. Cada una de las entrevistas podría ser un libro por sí sola, por separado, porque son antológicas. Leyendo la de Farruco, verdaderamente espeluznante, reconozco que sufrí mucho por las preguntas de los autores, que yo jamás me atreví a preguntarle al genio, a pesar de la amistad que tuve con él. Lo adoraba, pero cuando lo tenía delante, a un metro, con aquella mirada lóbrega que producía escalofríos, era incapaz de preguntarle lo que España y Espada le preguntaron hace décadas. Esta entrevista al rey del baile gitano, la de Fernanda de Utrera, Antonio Mairena y Camarón, son documentos de un valor incalculable. Porque además, las entrevistas no han notado mucho el paso de los años. No son reliquias, sino conversaciones con flamencos, en los setenta y los ochenta, que podrían ser con flamencos de hoy, de la nueva generación. Tienen esa frescura de la inocencia, porque Arcadi Espada era un joven de solo 20 años, o menos, cuando comenzaron la apasionante aventura de estas conversaciones en el sur con flamencos de postín. Arcadi, además, tenía ya claro lo que era y no era flamenco, que no era fácil a su edad. Los dos, él y España, eran gitanistas, o sea, amantes del cante gitano, que repudiaban la otra escuela, la no gitana, el cante marchenero o valderramero. Huían de las voces teatrales, preciosistas, y creo, sinceramente, que fue un error no entrevistar también a los representantes de esa otra escuela. A Valderrama, por ejemplo, la Niña de la Puebla y Enrique Morente o Manolo Sanlúcar. El libro sería más plural, objetivo e interesante, por hermoso que sea, que lo es. Es una verdadera joya. Diecinueve entrevistas a artistas y flamencólogos de gran importancia. Si pueden acudan a la presentación y háganse con un ejemplar, que ya pueden comprar por internet. Es una pasada.